miércoles, 20 de agosto de 2014

Relato: Elige tu propio polvo 10






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Otra vez de pié y apretados, volvimos a besarnos. Primero fuimos despacio, pero poco a poco la pasión fue aumentando.
 
Nos sobábamos y nos restregábamos el uno contra el otro, mientras nuestras pollas se frotaban entre sí como si lucharan.

 





Nos acariciábamos, nos masturbábamos, nos besábamos y nos comíamos los culos. Nuestras manos recorrían nuestro pecho, exploraban el pubis y se adentraban entre las nalgas sin descanso, mientras nos besábamos sin parar, devorando nuestras lenguas con furor y ansia.


Llegó un momento en que ya no pudimos más, teníamos las pollas tan duras que iban a reventar. Estábamos tan calientes que hubiéramos podido prender fuego a la habitación.
  

Estaba claro, era la hora de follar de verdad y reventar un culo.

 

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