miércoles, 20 de agosto de 2014

Relato: Elige tu propio polvo 2








Esto es parte de un relato, si quieres comenzar por el principio, pulsa aquí.

 
El camarero era un chaval jovencito, el más guapo que había visto. Su primer empleo, supongo. ¡Qué gran idea los trabajos de verano! Imberbe, de bonita piel y facciones suaves. Unos ojos impresionantes y unos labios turgentes. Y todo eso sobre un cuerpo fibrado. Llevaba una chaqueta de dejaba imaginar sus pectorales definidos y sus abdominales, y seguro que tenía un culete suave y redondito, de esos que parecen melocotones.
 


 

El chaval dejó algo de beber, ni me fijé. Joder, cómo estaba. Debió de darse cuenta de que estaba empalmado, porque me pareció que me miraba el paquete de reojo. Ah, otra vez, sí, seguro que me lo ha mirado.



Cuando acabó, se quedó esperando por la propina. Ya verás, chaval, no te han dado una propina así en tu vida…

Me acerqué y le puse una mano en el culo. Sí, redondito… ¿Qué? ¿Os parece un poco a saco? Bueno, pero es que esto es un relato, no la vida real. ¿Qué clase de relato sería si el chaval no me dejara ponerle la mano en el culo como si fuera lo más normal del mundo?

Así que le puse la mano en el culo, y el chaval sonrió, pensando ya en la clase de propina que iba a tener.

 

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