martes, 19 de agosto de 2014

Relato: Elige tu propio polvo 11








Esto es parte de un relato, si quieres comenzar por el principio, pulsa aquí.





El camarero me agarró y me empotró contra la pared, de espaldas a él. Apretó su cuerpo contra el mío, y notaba los músculos de su pectoral en la espalda, mientras me agarraba y me besaba el cuello. Su polla rozaba mi culo, y empezó a frotarla de un lado a otro. Luego se apartó un poco y se la agarró, y empezó a golpearme las nalgas con el rabazo.
  

Me puso la otra mano entre el cuello y el hombro y me empujó hacia abajo, con lo que quedé un poco agachado, con el culo hacia fuera. Apuntó y me la metió. Sentí perfectamente cómo esa polla gorda y larga entraba por mi culo, dilatándolo y agrandándolo para poder penetrar. Notaba cómo se abría paso dentro de mí, llegando a mis entrañas.



Él volvió a besarme el cuello, mientras ponía las manos en mi cadera y empezaba a bombear. Yo me aferraba a la pared para aguantar ese rabo enorme, pero sin ningún deseo de pedirle que parara.


 
Me folló fuerte, destrozándome con su polla, dentro y fuera, dentro y fuera, notando el rabo caliente en mi culo, y sus huevos balanceándose al compás, cada vez que empujaba con sus embestidas. Yo tenía la polla durísima, y me pajeaba disfrutando de ese rabazo en mi culo.
  

La sacó del todo y la volvió a meter, fuerte, llegando hasta el fondo, varias veces. Y luego me agarró y me tumbó boca arriba en el suelo. Me levantó las piernas y me folló otra vez. Mi culo ya se había adaptado a ese pollón, y lo estaba disfrutando realmente, mientras miraba los gestos de su cara, que me indicaban que a él también le encantaba mi culo.
  

Disfruté de una follada gloriosa, que fue cada vez a más, hasta que me folló tan rápido y fuerte que no lo podía creer. Notaba su rabo más gordo que nunca entrando y saliendo de mi culo, hasta que por fin lanzó un gemido gutural y se corrió. Noté la lefa llenando mi culo, caliente, lubricando las acometidas que todavía me lanzaba con su polla.


Si ahora quieres follártelo a él, haz click aquí. Si quieres correrte ya, sigue leyendo.


No pude aguantar más y me corrí, mientras él seguía bombeando con su polla en mi culo rebosante de esperma caliente. La lefa salió disparada de mi rabo, llenándome el vientre y llegando hasta mi pecho, mientras él seguía taladrándome, más excitado aún si es que eso era posible.




Poco a poco, mientras su lefa chorreaba por mi pierna y la mía por mi pecho, fue deteniendo la follada, y quedó sobre mí, exhausto. Los dos bastante satisfechos.
 
Nos limpiamos y nos vestimos, aunque a ambos se nos notaba un buen bulto todavía en la entrepierna. El camarero me miró sonriendo, conforme con su propina. Sí, seguro que para cenar volvería a llamar al servicio de habitaciones. Me había gustado bastante cómo atendían en este hotel…

FIN

 
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