La verdad, estaría bueno y tendría ya mi mano en su culo, pero no tenía ganas de complicarme, que estaba de vacaciones. Así que le largué. El pobre estaba ya empalmado, y un bulto muy prometedor engordaba sus pantalones, pero le cerré la puerta en las narices y me fui a pajearme tan a gusto, como antes de que me interrumpieran.
Volví a sacarme el rabo y a
acariciarlo, mientras me sobaba el pecho con la otra mano. Empecé a pajearme
con la izquierda. Me gusta así, como si fuera otra persona. Fui aumentando el
ritmo, y acabé pasando a la derecha. Bombeé rápido, cada vez más, hasta que
pensé que iba a explotar si no me corría. Agarré la sábana de la cama con la
mano libre, y arqueé el cuerpo mientras gemía al correrme. Espesos chorros de
lefa salpicaron mi vientre. Luego un par de ellos con más fuerza llegaron hasta
mi cara, y unos cuantos más pringaron mi pecho.
Alguna gota cayó sobre las sábanas, mientras yo acariciaba lentamente mi rabo, disfrutando de las últimas sensaciones del orgasmo con la lubricación extra del lefote caliente.
FIN
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muy bueno tu blog
ResponderEliminarwww.pabloosoweb.blogspot.com