miércoles, 20 de agosto de 2014

Relato: Elige tu propio polvo 5








Esto es parte de un relato, si quieres comenzar por el principio, pulsa aquí.

 

Tenía el culo como una piedra, firme y prieto, y seguí manteniendo mi mano en él, hasta que el camarero puso la suya en mi cintura y me apretó contra él. Joder, notaba sus músculos pegados a mí. Nos besamos, mordiéndonos y ahogándonos. El tío besaba realmente bien, y no me cansaba de meterle la lengua, mientras notaba sus manos recorriendo mi cuerpo con urgencia, y las mías sobando su espalda y culazo.
 

Le arranqué la chaqueta y la camisa, descubriendo un pecho impresionante, musculoso y tremendo, con algo de vello entre los pectorales, y unos abdominales perfectamente definidos, con las líneas entre ellos marcadísimas. Cada vez que veo unos abdominales tan marcados siento ganas de rellenar los espacios con lefa, así que me puse cachondísimo.



 
Un pecho estupendo, que recorrí con mis ojos y mis manos, bajando hasta el lugar donde el vello púbico escapaba de su pantalón, formando una mata que invitaba a meter la mano y explorar lo que escondía debajo.


Nos sobamos el pecho mutuamente, y luego me arrancó la toalla. Mi polla saltó como un resorte, y me apreté contra él para frotarla contra su paquete. Él acabó de quitarse el pantalón, aunque seguía con los calzoncillos puestos, tipo slip, que apenas podían cubrir el rabazo que se adivinaba debajo. Le recorrí el torso con la boca, saboreando cada músculo, mordisqueando los calzoncillos. 
  

Le metí la mano debajo del calzoncillo y le sobé el culo, mientras seguíamos besándonos, con mi polla encerrada entre los dos y frotándose con la suya por encima del slip. Hasta que por fin se la saqué, quedando nuestras pollas juntas.
 



 

Si quieres que el camarero te chupe la polla, pulsa aquí.   

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